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POLITICAMENTE INCORRECTO

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La justicia se amarra bien los pantalones

Por: Víctor Robles Sosa La sentencia dictada por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia en el caso Colina restaura el imperio del Derecho y supone además un duro golpe para la estrategia jurídica de Sendero Luminoso de convertirse en víctima del sistema democrático, al que agredió a sangre y fuego.

Nada, ni nadie, puede justificar los asesinatos de Colina, pero en el nombre de la justicia tampoco nadie puede violentar el estado de derecho, ni los derechos fundamentales de la persona humana. Esto es precisamente lo que ocurrió y lo que acaba de rectificar el tribunal que preside el doctor Javier Villa Stein.

Los miembros de Colina se merecen una condena penal por sus actos, y la tienen. Les han rebajado solo tres años, en compensación inevitable por los derechos vulnerados, pero la izquierda hace un escándalo como si los hubieran absuelto y excarcelado.

¡Qué diferencia con el silencio cómplice y cobarde que han guardado en todos estos años en que la democracia boba ha excarcelado a más de tres mil terroristas convictos y confesos, sin que se hayan arrepentido!

El Movadef, que hoy erosiona la gobernabilidad y la democracia atizando asonadas por todo el país, es el fruto de esa complicidad artera de la izquierda.

La sentencia es impecable porque restaura la vigencia de los principios del Derecho que habían sido vulnerados por malos magistrados sometidos a la izquierda.

El principio de legalidad dice: nadie puede ser juzgado con leyes que no estaban vigentes cuando ocurrieron los hechos juzgados; sin embargo en este caso se aplicó el tipo penal de Lesa Humanidad, normado por el Estatuto de Roma, que entró vigencia en el Perú recién el 2003.

El principio de la Irretroactividad de la Ley Penal señala que ésta es retroactiva solo cuando beneficia al procesado, y sin embargo se les aplicó a los procesados el Estatuto de Roma y la convención sobre desapariciones forzadas.

Un derecho fundamental de la persona humana es al Debido Proceso, y dentro de éste al Plazo Razonable. La ley peruana fija este plazo en tres años y sin embargo fueron juzgados ¡más de diez años! sin una sentencia firme.

Invocando el respeto estricto a estos mismos principios, la izquierda, a través de sus ONG, logró reducirles las penas o excarcelar a terroristas como Castillo Petruzzi, Lori Berenson, Víctor Poláy; y Carmen Ochoa Rúa, asesina de la calle Tarata, entre muchos otros más.

Invocando el respeto riguroso al debido proceso, la izquierda ha propiciado la excarcelación de más de 3000 terroristas. ¡Para ellos sí reclama derechos!

¿Por qué se los niega a militares que se volvieron asesinos por querer hacer justicia, ilegalmente, con sus propias manos? Porque ello colisionaría con su objetivo político: “demostrar” que la democracia es un régimen violador de DDHH.

Es esto coincide con Sendero Luminoso, que desde 1980 desplegó una estrategia legal cínica que consiste en acusar de “genocidio” (delito de lesa humanidad) a la democracia, para aparecer ellos como “víctimas”.

En el hipotético negado caso de que hubiese estado vigente el tipo de lesa humanidad, tampoco sería aplicable porque no se cumplen los presupuestos que fija el Estatuto de Roma. Doy dos ejemplos.

Para que un crimen sea de lesa humanidad tiene que “ser generalizado o sistemático, por lo que los actos aislados o cometidos al azar no pueden ser considerados incluidos en esta tipificación”. O “como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil” (Estatuto de Roma)

En ningún caso encaja pues La Cantuta y Barrios Altos fueron actos aislados, y NO hubo un ataque generalizado a la población sino a personas que fueron identificadas antes por sus asesinos como presuntos terroristas.

Los Colina ya tienen sentencia firme, se ha restaurado el imperio del Derecho, y los terroristas no podrán seguir declarándose “víctimas de genocidio”.

Ya era hora de que magistrados valientes le pusieran fin a la gran farsa jurídica montada por los defensores de oficio del terrorismo.